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Roberto Clemente encabeza lo mejor de Puerto Rico en las Grandes Ligas

Puerto Rico le ha dado a las Grandes Ligas algunos de los mejores del presente, desde un potencial miembro del Salón de la Fama como Yadier Molina, hasta estelares shortstops como Javier “El Mago” Báez, Francisco Lindor y Carlos Correa.

Y la Isla del Encanto también la ha dado a la Gran Carpa algunos de los grandes jugadores del pasado. Algunos de los mejores de la historia, de hecho.

En ocasión de la celebración del mes de la Herencia Hispana por parte de MLB entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre, los dejamos con los cinco mejores peloteros de posición de todos los tiempos nacidos en Puerto Rico.

El reportero David Adler hace la narrativa publicada en las páginas de MLB.com, y en ella destaca también menciones honoríficas para Carlos Delgado, 17 temporadas, 473 HR, 1,512 CI, 2 veces llamado al Juego de Estrellas, 3 Bates de Plata y Juan González, 17 temporadas 434 HR, 2 veces JMV de la LA, 3 veces llamado al Juego de Estrellas, 6 Bates de Plata

Logros de por vida: 3,000 hits, .317 de promedio de bateo, 240 HR, 2 Series Mundiales ganadas, JMV de la LN en 1966, JMV de la SM de 1971, 15 veces llamado al Juego de Estrellas, 12 Guantes de Oro, 4 títulos de bateo, Salón de la Fama (1973)

El Nro. 1 no es una sorpresa. Clemente está solo en la cima. Nacido en Carolina en 1934, no es sólo el mejor pelotero puertorriqueño de todos los tiempos, sino uno de los jugadores más icónicos en la historia del béisbol. Hay una razón por la cual MLB celebra el legado de Clemente cada año con el Día de Roberto Clemente y el Premio Roberto Clemente.

En el terreno, Clemente fue uno de los más destacados jardineros derechos que ha pasado por las Mayores. La leyenda de los Piratas conectó exactamente 3,000 hits en su carrera de MLB (sigue siendo el único boricua miembro del club de los 3,000 imparables), con cada uno de sus 18 años vistiendo el uniforme de los Piratas.

Bateó .317 de por vida y fue a todos los Juegos de Estrellas entre 1960 y 1972, salvo uno, además de ganar 12 Guantes de Oro de forma consecutiva entre 1961 y 1972. Clemente bateó .310 en la conquista en siete juegos de la Serie Mundial sobre los Yankees en 1960, y bateó .414 con dos jonrones ante los Orioles en el Clásico de Otoño de 1971, incluyendo uno en el decisivo Juego 7, para llevarse los honores como JMV de la Serie Mundial.

Fuera del terreno, Clemente fue un humanitario cuyas obras caritativas se extendieron por Latinoamérica y el Caribe. Aunque la muerte de Clemente en un accidente aéreo el 31 de diciembre de 1972, mientras iba a camino a llevar suministros a las víctimas de un terremoto en Nicaragua, fue uno de los momentos más trágicos del béisbol, su legado vivirá por siempre.

Logros de por vida: .300 de promedio de bateo, 210 HR, 474 bases robadas, 2 Series Mundiales ganadas, 12 veces llamado al Juego de Estrellas, JMV del Juego de Estrellas de 1998, 10 Guantes de Oro, 4 Bates de Plata, Salón de la Fama (2011).

Nacido en Ponce, y parte de la famosa familia Alomar, Roberto Alomar es uno de los mejores segunda base de la historia. Llamado al Juego de Estrellas con cuatro franquicias distintas en su carrera de 17 años – Padres, Azulejos, Orioles e Indios – Alomar fue un excelso defensor de su posición, ganando 10 Guantes de Oro en un lapso de 11 temporadas entre 1991 y 2001. Podía hacerlo todo: fildear, batear y correr. Alomar se retiró con 2,724 hits y 474 bases robadas, el tope para un pelotero nacido en Puerto Rico.

Fue parte de uno de los cambios más memorables en la historia de la franquicia de los Azulejos, llegando a Toronto junto a Joe Carter en diciembre de 1990 proveniente de San Diego. Alomar y Carter se convirtieron en parte integral para los Azulejos, que ganaron dos Series Mundiales seguidas en 1992 y 1993.

Alomar, de hecho, fue el JMV de la SCLA en 1992 después de batear .423 con dos jonrones y cinco bases robadas, y además bateó .480 con 1.159 de OPS en el Clásico de Otoño que Toronto se llevó sobre los Filis en 1993. Y fue igual de importante para que Orioles e Indios llegaran a la postemporada a finales de los 90, conectando una buena cantidad de hits claves en octubre.

Logros de por vida: 2,844 hits, .296 de promedio de bateo, 311 HR, 46% de éxito sacando robadores de bases (9 veces líder de su liga), ganador de la Serie Mundial del 2003, JMV de la LA en 1999, 14 veces llamado al Juego de Estrellas, 13 Guantes de Oro, 7 Bates de Plata, Salón de la Fama (2017)

Pudge es el mejor receptor, si tomamos en cuenta ofensiva y defensiva, en la historia del béisbol moderno, y el nativo de Manatí se puede comparar orgullosamente con leyendas del juego como Johnny Bench y Yogi Berra cuando se habla de los mejores de todos los tiempos.

Un gran bateador que llegó cerca de los 3,000 hits y bateó más de 300 jonrones, el verdadero fuerte de Rodríguez fue su defensiva y poderoso brazo. Lideró a su liga sacando corredores en las bases nueve veces (en cinco ocasiones a ambos circuitos), incluyendo un tope del 60% en el 2001 para los Rangers.

Es por eso que ganó 10 Guantes de Oro seguidos en la receptoría entre 1992 y 2001, antes de llevarse otros tres en un lapso de cuatro años del 2004 al 2007.

Rodríguez fue una estrella para Rangers, Marlins y Tigres en su carrera de 21 campañas.

En su año de JMV con Texas en 1999, Pudge bateó .332 con 35 jonrones, 25 bases robadas y 113 carreras empujadas para los campeones de la División Oeste de la Liga Americana, y además fue líder en porcentaje de corredores retirados en intento de robo con 55%. Rodríguez pasó una sola temporada en Florida, pero vaya que hizo que contara, liderando a los Marlins hasta la conquista de la Serie Mundial sorprendiendo a los Yankees.

Luego sería llamado cuatro veces seguidas al Juego de Estrellas vistiendo el uniforme de Detroit.

Logros de por vida: 2,725 hits, 435 HR, 312 bases robadas, 1,587 carreras empujadas, 1,582 anotadas, campeón de la Serie Mundial en 2017, Novato del Año de la LA en 1999, 9 veces llamado al Juego de Estrellas, 3 Guantes de Oro, 2 Bates de Plata.

Nacido en Manatí, como Pudge, Beltrán es uno de los mejores toleteros ambidextros de la historia del juego. En sus mejores años, fue una superestrella que bateaba para poder y robaba bases, además de un defensor élite del jardín central, exitoso en cada faceta del juego. En sus 20 temporadas en las Mayores, Beltrán fue una estrella en Reales, Astros y Mets durante la primera mitad de su carrera y jugó un rol clave como jugador veterano para Gigantes, Cardenales, Yankees y Astros otra vez en su segunda estadía en Houston.

Carlos Delgado es el único otro pelotero puertorriqueño con más jonrones que los 435 de Beltrán, y sólo Alomar y José “Cheo” Cruz se robaron más bases que sus 312. Ningún otro jugador boricua tiene más CI que las 1,587 de Beltrán, o más anotadas que sus 1,582.

Beltrán casi se une al club 40-40 en el 2004 jugando para Reales y Astros, terminando con 38 jonrones y 42 bases robadas, antes de protagonizar una de las mejores actuaciones de todos los tiempos en una postemporada, bateando ocho jonrones en 12 juegos para Houston y empatando así el récord de Barry Bonds de más bambinazos en un playoff. Beltrán conectó un tope personal con 41 jonrones para los Mets en el 2006, cuando se coronaron campeones de la División Este de la LN. Y en el 2017, ganó su única Serie Mundial, jugando ya con 40 años para los Astros en la última temporada de su carrera.

5) Orlando Cepeda

Logros de por vida: .297 de promedio de bateo, 379 jonrones, 1,365 carreras empujadas, campeón de la Serie Mundial y JMV de la LN en 1967, Novato del Año de la LN en 1958, 11 veces llamado al Juego de Estrellas, líder de jonrones de la LN en 1961, Salón de la Fama (1999)

Hay varios candidatos merecedores del lugar final de esta lista, pero Cepeda, el gran Gigante nacido en Ponce, sobresale sobre el resto. Cepeda fue uno de los pioneros entre los jugadores de Puerto Rico, debutando tres años después de Clemente, en 1958, y jugando 17 temporadas hasta su retiro en 1974. Hizo su debut en las Grandes Ligas en la primera temporada de los Gigantes en San Francisco e inmediatamente formó uno de los mejores dúos del béisbol junto a Willie Mays. A la edad de 20 años, Cepeda bateó .312 con 25 jonrones, liderando además a su liga con 38 dobles, para llevarse el Novato del Año de la LN por unanimidad.

Y ese fue sólo el principio. Cepeda iría al Juego de Estrellas en las próximas seis temporadas, incluyendo la de 1961, cuando sacó 46 jonrones y empujó 142 rayitas para liderar al Viejo Circuito en ambos departamentos. Ese año terminó segundo en la carrera por el JMV detrás de Frank Robinson. Cepeda se llevó su trofeo de JMV seis años después jugando para los Cardenales, cuando el inicialista bateó .325 con 25 jonrones y encabezó al circuito con 111 remolcadas, ganando el premio por unanimidad. Ese año también se llevó su anillo de Serie Mundial cuando San Luis venció a Boston en siete juegos

Los Gigantes retiraron el número de 30 de Cepeda en 1999, el mismo año en el que fue exaltado al Salón de la Fama, y su estatua decora las afueras del Oracle Park en San Francisco