Urbana 96

Anderson Hernández estuvo a punto de retirarse antes de desarrollar su carrera

Anderson Hernández se despidió el viernes del béisbol, después de una carrera de 20 años. Pero antes de convertirse en la figura que todos conocemos, “El Menor” estuvo a cerca de dejar los “spikes” y dedicarse a quién sabe qué.

¿La razón? La muerte de su padre Andrés Hernández. Las voces requeridas pulularon por sus oídos y él escuchó atinadamente las recomendaciones debidas y así el béisbol dominicano vio uno de los pelototeros que más impactó en la liga dominicana en las últimas dos décadas.

Hernández, tal como reconoce, admite que hubo momentos de altas y bajas y dentro de esos logros se citan campeonatos y varios títulos individuales. También momentos de baja. En resumen, esa es la vida: altibajos.

En el 2003, ese año, mi papá murió y yo quería dejar de jugar el béisbol”, señala. “Y gracias a Dios me dieron muchos consejos, pero pensé dejar de jugar el béisbol”.

Su padre, Andrés, no vio lo mejor de él dentro del diamante, dado que “El Menor” entró a la liga en la campaña siguiente (2004-05). “Estaba acabado casi de firmar para Grandes Ligas. No me vio jugando aquí ni en Grandes Ligas”.

Su padre fue aguilucho y nativo de Hermanas Mirabal y su madre, de La Vega, pero del Licey. Sobra decir los debates que se producían en la familia del hoy retirado jugador.

Grandes momentos

El béisbol dominicano profesional, en especial el de los Tigres del Licey, su equipo de 16 temporadas, vio grandes logros de Anderson, de los que que resume sus puntos más brillantes:

1.“El momento en que subí a Grandes Ligas”, hecho ocurrido en septiembre de 2005. Debutó el 18 de ese mes, con 22 años en un duelo de sus Mets de Nueva York contra los Bravos de Atlanta. 2. “En el 2006 que fuimos a los playoffs” y los Mets ganaron la serie divisional contra los Dodgers de Los Ángeles, pero perdieron en la serie de campeonato contra los Cardenales de San Luis en siete partidos y así vio a Ronnie Belliard, su compañero de equipo en el Licey, avanzar a la Serie Mundial, la que finalmente ganaron contra Detroit. 3. “Aquí, los campeonatos que ganamos con el Licey”, dice, para enumerar un par más, 4. Cuando fui Jugador Más Valioso” y 5. Cuando me eligieron Novato del año”.

Próximos pasos

Este fue el mensaje, que Hernández escribió en su cuenta de Instagram, cuando anunció su retiro: “Hoy he tomado la decisión de retirarme del béisbol, le doy gracias a Dios por permitirme culminar 20 años de pelota profesional. Gracias a todos mis fanáticos por el inmenso apoyo, gracias @tigresdellicey, @estrellasbc por la oportunidad brindada, por permitirme pertenecer en sus filas. Se despide El Menor”.

Esas dos décadas de experiencia y conocimiento, Hernández quiere brindarla de alguna manera.

“Vamos a esperar a ver qué pasa con el tiempo”, dice. “Estaría interesado en ser coach”, con la advertencia de que está “disponible para el equipo que me contrate”, pues su meta es “seguir ligado al béisbol”.

Hernández podrá ser un buen bailarín, aunque no en la danza de los millones que ofrece la industria del béisbol. Sin embargo, lo que ganó lo ha sabido invertir, entre otras cosas en “los bienes raíces”.

Además, también tiene su tienda aparte en la enseñanza del béisbol, una labor que comparte con su hermano Carlos Andrés Hernández, quien no llegó a firmar. “Tenemos una academia, mi hermano y yo, se llama Academia Hernández”, dice.

A mejorar; mensaje final

Hernández da las “gracias a Dios”, por darle la salud para jugar el deporte de su elección por 20 años.

Si existe algo que él quisiera que mejorara es la agencia libre, la que llegó justo con su retiro. “Ya se aprobó la agencia libre. A veces los equipos no te quieren y tienes que quedarte ahí”, dice. Y “era a jugo que tenías que quedarte, pero ahora puedes jugar en otro sitio”. Advierte que “estaba bien en el Licey”, solo que “fue en los últimos años” de su carrera cuando llegaron las situaciones. “No sé si pensaban que yo no podía ayudarle”, expresa. Es por eso que juega su última campaña con las Estrellas Orientales.

Al decirle adiós, resume un mensaje de despedida, así: “Satisfecho con mi carrera. Logré muchas cosas que no tenía planeadas, que no pensaba que iba a hacer así. Gracias a Dios que me dio la oportunidad de lograrlo”